28 de diciembre de 2007

La última palabra

Por Gonzalo Andrade








Era una noche como cualquier otra. No tenía sueño y estaba haciendo zapping entre un resumen de la Champions League y un recital viejo de Soda.

Sonó el timbre. ¿Quién podría ser a esta hora? Casi refunfuñando me incorporé y salí de la pieza. Cuando abrí la puerta y la vi ahí parada, sentí que el mundo se me venía abajo.

Ella saludó y entró como si nada. Como si aparecerse en la puerta de mi casa después de 5 meses de no dar señales de vida fuese lo más normal del mundo.

Se sentó en el sillón y sacó un cigarro, lo prendió con toda la calma del mundo. Aspiró una, dos veces. Botó el humo muy despacio, como cuando hablaba de cosas importantes.

Yo estaba parado en frente de ella, sin atinar a nada.

- ¿Qué pasaría si te dijera que tu peor miedo se hizo realidad?

- Ya no me jodas. ¿A qué viniste?

- En serio ¿Cuál es tu peor miedo?

Se quedó mirándome fijo, como si de verdad esperara una respuesta. Yo no sabía que pensar.

- No tengo tiempo para jugar contigo Valeria. No me interesa escucharte. Quiero que te vayas. Ya tuve suficiente.

No dijo nada. Se quedó ahí, fumando, mientras me miraba de arriba abajo, como si me analizara. Como registrando cada uno de mis movimientos.

Quería que se fuera. Que desapareciera de mi vida de una vez por todas.


- Nunca me tomaste demasiado en serio, Víctor.


¿Demasiado en serio? ¿Nunca la tomé demasiado en serio? Apreté los puños y traté de mantener la calma, de no pensar en todas sus mentiras y en todo el daño que me había hecho.


- ¿Porqué volviste?


Me miró en silencio, seguramente pensando en algún comentario ácido para responder de la peor manera posible. Le encantaba eso.

De pronto su cara cambió. Apretó lo labios y apagó el cigarro a medio fumar, sus manos tiritaron y de un momento a otro se echó a llorar de la forma más desconsolada que jamás había visto. Sentí que mi rencor se disipaba, me senté a su lado y la abracé.


- Ya tranquila, tranquila, no llores…


Era primera vez que la sentía así de indefensa. Me sentía torpe. Quería cobijarla, protegerla, pero no sabía qué hacer, ni qué decirle.

Poco a poco se fue calmando.

Sequé sus lágrimas y nos quedamos en silencio. Lentamente fui olvidando el tormento que había sido vivir con ella, y recordé cuanto me gustaba tenerla así abrazada, sentir su olor, su respiración, pasar mis dedos por su pelo, por su cuello…

Casi sin darnos cuenta terminamos revolcándonos en el sillón, como en los mejores tiempos.

+ + +


A la mañana siguiente desperté mucho más tarde de lo normal. Valeria estaba en la ducha y en su cartera un celular sonaba estrepitosamente. Sentí que me gritaba desde el baño.


- Víctor, ¿estás despierto?

- Si…

- Contesta porfa


Contesté el teléfono de mala gana.

- Aló
Buenos días, ¿la señorita Valeria Toro?
- No puede contestar ahora, ¿quién es?

- Mire, la estoy llamando par confirmar una hora con el doctor Rodrigo Sánchez, en su consulta de Manuel Montt, ¿tiene lápiz?


Busqué en el caos de su cartera un papel suelto y anoté la dirección y el teléfono que me dictó la mujer desde el otro lado de la línea.

Me quedé un rato mirando al techo, sin saber que hacer. Me debatía entre la culpa, el arrepentimiento y esa profunda incertidumbre que ella siempre me provocaba. Estaba absorto, con la vista fija en las grietas de la pintura, como si allí hubiera algo que me dijera a donde iría a parar todo esto.
De pronto me di cuenta de que aún tenía el papel en la mano y por simple curiosidad lo di vuelta. Era un examen médico.

Paciente: Valeria Toro
Médico solicitante: Rodrigo Sánchez, ginecólogo

VDRL: No reactivo

VIH: Positivo


No podía creerlo. Lo leí una y otra vez, como tratando de que no fuera cierto. Cuando levanté la vista Valeria estaba parada mirándome desde la puerta de la pieza, envuelta en una toalla.


- Anoche me preguntaste porqué había vuelto… - me dijo - Esa es la única razón.

17 de diciembre de 2007

No me arrepiento


No me arrepiento de haberte esperado. No me arrepiento de haberte buscado. No me arrepiento de haberte seguido.

No me arrepiento de tus labios en mi cuello, ni de tus manos bajo mi blusa en los pasillos.

No me arrepiento de elegirte por sobre él. No me arrepiento de creerte ni de defenderte.

No me arrepiento de bailar para ti, en público y en privado.

No me arrepiento de haber preguntado. No me arrepiento de haberme quedado el tiempo que me quedé.

No me arrepiento de nada, mucho menos de haberme ido.

13 de noviembre de 2007

A veces pasa



Esta mañana pensé en tí.

Estaba sentada junto a la ventana y el sol llegaba directo sobre mi vientre descubierto.
Mi piel estaba tibia y se sentía como una caricia.
Me acordé de tus ojos y tus labios, y quise sentir una vez más tu lengua metiéndose en mi ombligo...


...pero después lo pensé mejor.

29 de octubre de 2007

Segura


- No me mires con esa cara. No me voy a arrepentir.
- Lo mismo dijiste la última vez.

- Si lo sé, pero esta vez es diferente.
- Diferente por qué?
- Porque no hay nada que me haga cambiar de opinión.

- Nada?

- Nada


Sacó las llaves de su bolsillo y las dejó sobre la mesa. Dio media vuelta y caminó hacia la puerta.
Antes de salir me miró por última vez.


- Estás segura?


No lo estaba, pero no tenía opción.


- Si, estoy segura – dije, y procuré no llorar mientras se iba.

16 de octubre de 2007

Eran pardos





Eran pardos y me miraban con descaro desde el otro lado de la habitación, entre medio de toda la gente. Durante toda la noche se fueron acercando con disimulo, hasta encontrarse (casualmente, dijiste) de frente con los míos.

Eran pardos y a la mañana siguiente fue lo primero que vi cuando desperté. Me miraban en silencio y me sonrieron.

Eran pardos y durante meses me siguieron a donde fuera, me buscaron entre la gente y me esperaron con impaciencia en todas las esquinas.

Eran pardos y tan profundos que lograron convencerme de que no podía pasar más de un día sin mirarlos.

Eran pardos y cuando dije que me iba no pude mirarlos de frente.

Eran pardos y sentí que lloraban.

Eran pardos y no pasa un solo día sin que me acuerde de ellos.

10 de octubre de 2007

Circunstancias








Era tarde y ya todos se habían ido. Unas cuantas botellas y cajetillas vacías daban cuenta de lo que había sido el departamento durante la tarde.
Salí de la cocina y alcancé a escuchar la voz del dueño de casa:

- Van a tener que dormir apretados, porque no tengo más frazadas… Pero no creo que les moleste.

Él respondió “No te preocupes”. Yo solo le sonreí.

30 de agosto de 2007

Delirio II








La estela de una estrella que cayó con el otoño,
mientras el manto de la noche me cubría entre tus brazos.

El eco de tu risa y el brillo de tus ojos
alumbrando mi camino en un trozo de cristal.

Un retazo de nubes perdido en el cielo
que palidece y centellea a la luz de la luna.

El susurro del viento soplando entre tus manos
con el ir y venir de la espuma del mar.

Una hoja amarilla, seca y migradora
que se deja arrastrar por el murmullo del agua,
para llegar a formar parte de un banco de coral
y encontrarse allí con seres irreales
que acompañan tu delirio al dibujar sobre mi piel...

...dibujar la estrella caída en otoño,
tu risa con tus ojos envueltos en cristal,
la luna reflejada en las nubes perdidas,
el viento entre tus manos y la espuma de mar.


A ti... o al que eras.


PD: No busque Delirio I; no lo encontrará

2 de agosto de 2007

La fuente








Paseando con unos amigos por las calles de una ciudad desconocida nos topamos con una fuente, igual a las que salen en las películas.


No pude resistir la tentación, así que busqué una moneda y pedí un deseo.
La fuente me devolvió la moneda.


Entre mi cara de asombro y las burlas de mis amigos, una señora que alimentaba palomas me indicó un letrero.
“SÓLO SE ACEPTA MONEDA LOCAL”.

29 de julio de 2007

La otra









Ema ya no quiere vivir entre cuatro paredes, siguiendo las mismas rutinas desde hace diez años.

Ema está cansada de ver las mismas caras y escuchar las mismas respuestas día tras día.

Ema quiere salir, recorrer el mundo, olvidarse de los compromisos y de la monotonía absurda en que vive.


Ana ya no se emociona como antes por vivir el aquí y el ahora, sin saber qué va a pasar al día siguiente.

Ana está cansada de vagar sin rumbo fijo y sin nada a qué aferrarse.

Ana quiere la seguridad de un hogar y un marido que la espere en casa todas las noches.


Ema está aburrida de vivir pendiente de las tareas de sus hijos, preparar comida para todos, planchar la ropa y coser los calcetines de Antonio.

Ema está cansada de que nadie sea capaz de hacer las cosas por si mismo y la necesiten para todo.

Ana se siente vacía cada vez que repara en que no necesita preocuparse por nadie más que sí misma.

Ana quiere sentirse querida y protegida, pero sobre todo necesitada por alguien.

Ema odia llamar a su madre dos veces por semana, pero lo hace para evitarse los malos ratos y sus eternos reclamos de abandono.


A Ana le gustaría tener el valor para llamar a su madre, aunque sea una vez, sólo para volver a escuchar su voz.


A Ema le gustaría ser la otra hermana. La que no se menciona frente a los padres. La que hace quince años tuvo la osadía de fugarse en tren con un trotamundos.


A Ana también le gustaría ser la otra hermana. La que hace quince años tuvo miedo de arrepentirse y decidió quedarse en la estación mientras el tren se alejaba.

26 de julio de 2007

Lucky








Hoy iba con mi madre en el metro, y entre esos enroques de pasajeros cuando se avecina una estación, me vi repentinamente rodeada de 3 sujetos de apariencia sospechosa.
Alcancé a escuchar a mi madre que me dijo "Ten cuidado", cuando sentí que alguien hurgaba en mi bolsillo trasero (donde tenía el carnet y la bip), rápidamente me di vuelta y miré de frente al tipo, que retiró su mano y puso su mejor cara de "yo no fui".

En eso llegamos a la siguiente estación y aproveché el nuevo intercambio de gentes para volver junto a mi madre, que me dice (muy sabia ella) "Y tu celular?". El celular lo llevaba en el bolsillo delantero, opuesto al del carnet, y cuando fui a revisarme, ya no estaba. Obvio, la mano en el bolsillo había sido una vil distracción mientras me lo quitaban.
"Puta la wea" dije "me lo quitaron". Pero conservé la calma. Un caballero detrás mío me preguntó que pasaba. "Ahí adelante están robando. Me quitaron el celular", le respondí lo más fuerte y claro que pude.

"Llámame", le dije a mi mamá, y mientras ella sacaba su teléfono para llamarme, me puse al lado de los tipos que andaban cartereando, todo con movimientos muy notorios y hablando lo más fuerte que podía. Al parecer estos sujetos no están acostumbrados a que la gente meta bulla, o reaccione frente a ellos, porque se miraron medio complicados y repentinamente tenían mi celular en la mano. "No sé" escuché que uno decía "a lo mejor es de la señorita", y con su mejor cara de mosca muerta (que era harto mala) el zopenco me mira y me pregunta "Es suyo?".

Lo único que atiné a hacer fue quitarle el teléfono y decirle "Imbécil".

A la estación siguiente se bajaron.

Y yo me quede con mi telefono :D.




Nota al pie:
En el carro íbamos casi puras mujeres, una de ellas dijo:
"...pero si ellos son 3 y nosotros somos muchos mas, ¿porqué no les pegamos?".
El tipo que andaba con ella no pareció escucharla...
weon mula.

15 de julio de 2007

Invitados especiales


Hace un par de días estábamos en casa de Camilo, jugando cadáver exquisito, y salieron unos cuantos resultados que realmente me gustaría compartir.
Para aquel que no haya querido leer la explicación, básicamente hay que tener en cuenta que cada vez que hay un punto, el renglón siguiente fue escrito por una persona que no sabía lo que había escrito antes.

Enjoy.








- - -

Aldrin.

Viene desde muy lejos, tan lejos que casi no puede recordarlo.

Viene con una quena y un timbal, para un concierto de “Son Andino”.

Nosotros, los amigos de la vida, lo recibimos con alegría.

Y no lo pueden creer.

- - -

Un vendedor de seguros con abrigo gris y mirada perdida, se acerca.

Viene desde muy lejos, tan lejos que casi no puede recordarlo.

Viene con un mensaje para aquel que esté dispuesto a recibirlo.

No parece haber nadie para recibirlo.

Entonces se dan cuenta de que no es el momento ni el lugar.

- - -

Estamos en Plutón.

Viendo la lluvia de meteoritos que destruía la Tierra.

Lo suficiente.

Recordamos el esplendor de una tierra lejana.

Y todo parece desvanecerse.




PD. Volví a fumar.

19 de mayo de 2007

Petitorio








Que me abrace y me deje llorar.
Que no me haga preguntas
y que no intente detenerme.
Sólo que me abrace y me deje llorar

Y cuando ya haya llorado todo lo que
un ser humano es capaz de llorar,
que me dé un tazón de sopa caliente,
que me acurruque, que me abrigue,
y que me haga cariño hasta que me quede dormida.

Será mucho pedir?

9 de mayo de 2007

Trato








Mira, te propongo un trato: quédate tú si quieres con todo lo que tengo y todo lo que soy, que poco me interesa. Pero devuélveme por favor, aunque sea un pedazo de lo que era antes.

10 de abril de 2007

Noticia








En realidad ni siquiera se inmutó al encontrarla esa mañana, fría y sin vida a los pies de la cama. Podría incluso decirse que lo esperaba desde hace tiempo.

Lo que realmente lo dejó helado fue la nota que encontró junto a ella:

“Tengo dos noticias.
La primera es que espero un hijo tuyo,
la segunda es que me lo llevo.

Tú elige cual es la buena."

31 de marzo de 2007

Esa noche








Rompiendo con el formato tradicional del blog, me permito presentarles una canción de Café Tacuba, con la mejor letra, ever.

El tema se llama Esa Noche, del disco Re y es un diálogo entre un hombre, su ex novia y la soledad, en el que él, habiendo sido recientemente dejado, declara que la soledad es su estado natural y es a ella a quien realmente pertenece.

Él, hablándole a su ex:
No me hubieras dejado esa noche
porque esa misma noche encontré un amor.
Parecía que estaba esperando tu momento de partir,
parecía haber observado mis momentos junto a ti.
Me abrazó el instante mismo que tú me dijiste adiós,
y no fue una gran tristeza, fue como ir de menor a mayor.

La soledad, hablándole a él:
Tu regreso había esperado, mas te veía muy feliz,
en los brazos de tu amada te olvidaste tú de mí.
Mas ahora que recuerdas, a mi lado vuelves ya.
Seré por siempre tu amante, tu novia... la soledad.
Y si alguna vez regresas con aquella que te amó
sabes, no será lo mismo, pues también me conoció.

Él, hablándole a su ex:
No me hubieras dejado esa noche
porque esa misma noche encontré un amor.

Él, hablándole a la soledad:
Mi soledad, siempre he pertenecido a ti.
Ay soledad, siempre he pertenecido a ti.

23 de marzo de 2007

Ya no








Ya no hay más almas en el paraíso
dispuestas a volar por ti
en noches de luna llena
y polvo en las ventanas.

Ya no hay más nubes de lluvia
que cubran tus pies por las noches
y llenen de rocío tus mañanas.

21 de marzo de 2007

Desesperación


Grité y grité
hasta quedar sin voz.
Y no hubo nadie para escucharme,
porque a nadie le importó.

Entonces eché a correr.
Corrí hasta desgarrarme los pies y romperme los huesos.
Y caí al suelo.
Y no hubo nadie para recogerme,
porque a nadie le importó.

Y golpeé con los puños sobre el muro de roca
seco, polvoriento, liso y caliente,
hasta que se me rompieron los nudillos.
Y no hubo nadie para sujetarme,
porque a nadie le importó.

Entonces comencé a sangrar,
y sangré sobre la arena del desierto
hasta quedar seca como el mismo muro de roca.

Y a nadie le importó.
Porque nunca hubo nadie.

19 de marzo de 2007

No existe








- ¿Tú cómo crees que se siente? ¿Será como dicen en las películas y en las canciones? Que se corta la respiración, que no puedes pensar en nada más, que miras a esa persona a los ojos y sabes que vas a estar con ella para el resto de tu vida… Que sin ella te sientes incompleto y todo lo demás…

- No… yo creo que esas cosas no pasan de verdad… Eso no existe.

Froté mis pies fríos contra los suyos y me abrazó por la cintura, apretando su pecho contra mi espalda. Respiré profundo y, por primera vez en mucho tiempo, me dormí tranquila.

16 de marzo de 2007

Quiero








Quiero importarle a alguien,
pero lejos de aquí.

Alguien que me saque a volar con luciérnagas en otoño
y que junte mis lágrimas en invierno
para convertirlas en arco iris en primavera.

Y que no le importe si soy una oruga, una lagartija o una mariposa.

13 de marzo de 2007

Vivir para contarlo








El brillo de unos ojos centelleando en la oscuridad me estremece y tiemblo.


Recuerdos.

Recuerdo de espinas en la palma de mis manos.
Recuerdo de sangre brotando a borbotones de mis labios.
Recuerdo de mi carne ardiendo a fuego vivo.
Recuerdo de un alarido profundo perforando mis oídos.
Recuerdo de colmillos clavándose en mi piel.
Recuerdo de el corte frío de la hoja de un puñal.
Recuerdo de sombras cerrándome el paso en un forcejeo desesperado.
Recuerdo de una lágrima desgarrada arrancada de mi dolor.
Recuerdo nebuloso de unos ojos que se cierran.

Recuerdos de la última vez que recordé morir.

5 de febrero de 2007

Aviso de utilidad pública







Estoy profundamente triste y superficialmente aburrida.

Me voy a instalar algunos días en un modesto balneario en el medio de la nada.
Probablemente esté de vuelta para después del
"International Heart-shaped Candy Day", también conocido como "International Kiss-Your-Girl-in-the-Park Day".
(Léase febrero 14).


Adiós.

8 de enero de 2007

Sueño

(Fragmento)

…sus pies descalzos van pisando la hojarasca.

Pisa firme pero ligero, en una carrera sin mucha prisa, confundiéndose con el sonido del viento, agitando las ramas y las hojas.

Corre sonriendo, con los brazos abiertos y la frente en alto.

Se mueve entre los árboles sin tropezar ni una sola vez, como si conociera el camino de memoria.

Le pregunto si ha estado antes aquí, si sabe a donde vamos, pero no me contesta. Sólo me mira, se ríe y sigue corriendo.

Siento la tierra húmeda bajo mis pies y pienso que nada más importa. La veo perderse entre los árboles y algo me impulsa a correr tras ella. Siento el viento en mi cara, y no necesito verla para saber donde está. Tampoco necesito fijarme por donde voy. Es como si perteneciera a este lugar…