29 de octubre de 2007

Segura


- No me mires con esa cara. No me voy a arrepentir.
- Lo mismo dijiste la última vez.

- Si lo sé, pero esta vez es diferente.
- Diferente por qué?
- Porque no hay nada que me haga cambiar de opinión.

- Nada?

- Nada


Sacó las llaves de su bolsillo y las dejó sobre la mesa. Dio media vuelta y caminó hacia la puerta.
Antes de salir me miró por última vez.


- Estás segura?


No lo estaba, pero no tenía opción.


- Si, estoy segura – dije, y procuré no llorar mientras se iba.

16 de octubre de 2007

Eran pardos





Eran pardos y me miraban con descaro desde el otro lado de la habitación, entre medio de toda la gente. Durante toda la noche se fueron acercando con disimulo, hasta encontrarse (casualmente, dijiste) de frente con los míos.

Eran pardos y a la mañana siguiente fue lo primero que vi cuando desperté. Me miraban en silencio y me sonrieron.

Eran pardos y durante meses me siguieron a donde fuera, me buscaron entre la gente y me esperaron con impaciencia en todas las esquinas.

Eran pardos y tan profundos que lograron convencerme de que no podía pasar más de un día sin mirarlos.

Eran pardos y cuando dije que me iba no pude mirarlos de frente.

Eran pardos y sentí que lloraban.

Eran pardos y no pasa un solo día sin que me acuerde de ellos.

10 de octubre de 2007

Circunstancias








Era tarde y ya todos se habían ido. Unas cuantas botellas y cajetillas vacías daban cuenta de lo que había sido el departamento durante la tarde.
Salí de la cocina y alcancé a escuchar la voz del dueño de casa:

- Van a tener que dormir apretados, porque no tengo más frazadas… Pero no creo que les moleste.

Él respondió “No te preocupes”. Yo solo le sonreí.