3 de agosto de 2006

La historia del hombre gris

Como cada mañana, vistió su abrigo gris y salió a la calle con pensamientos grises.

Mientras caminaba mirando sus zapatos, el hombre gris tropezó con algo. Era un pequeño hombrecillo verde, atascado en una grieta del pavimento. Estupefacto, el hombre gris tiró de su cabeza hasta sacarlo.
Una vez fuera, el hombrecillo miró malhumorado al hombre gris, y consultó su reloj. “No tengo mucho tiempo” -dijo- “pero me haz ayudado, así que te concederé un deseo.”

El hombre gris dudó un momento.
“Muchas gracias, pero tampoco tengo tiempo”, dijo. Y siguió caminando por las calles grises, cabizbajo y pensativo.


Cuento para Santiago en 100 palabras 2005.

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