La niebla de Santiago en invierno es como un globo de nieve de cristal, de esos que se agitan para simular una tormenta. Si miras por la ventana, todo es blanco y cincuenta metros más allá, no existe nada.
Cuando caminas por la calle la ciudad va desapareciendo detrás tuyo, y pedazos de otros edificios y calles aparecen frente a tus narices. Es casi como un montaje absurdo, en el que tramoyas invisibles van armando el escenario, a medida que los personajes entran a escena. Como en Truman Show.
La niebla de Santiago en invierno es como Truman Show.
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