
Santiago y sus edificios se están comiendo al Santa Lucía.
Las grúas, retroexcavadoras y taladros avanzan sin tregua sobre él, y lo amenazan con sus departamentos de 1 y 2 dormitorios. Las estatuas del cerro permanecen erguidas, disimulando el pavor que le provocan las bestias de acero y concreto, mientras las parejas revolotean alrededor, buscando cualquier rincón para ocultarse antes de que lo pavimenten. Los gringos turistas no se dan cuenta, y se pasean con cara de despistados. Encuentran todo beautiful y se sacan fotos en el cerro, aunque de fondo sólo haya balcones y letreros que invitan a visitar al piloto.
1 comentario:
tierritas y verdosidades alimento para el monstruo de acero y hormigón armado. Nada que hacer.
saludos doña
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